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Irving Louis Burgie & William Attaway


Katherine Connor asistió recientemente a un encuentro de un grupo de activistas a favor de la vida sencilla, pausada; un movimiento pro “slow life” que consiente vivir la vida sin afán, sin angustias mercantilistas, ni obsesiones acumulativas. Allí, después de ver el documental Minimalismo, un 'pic-nic' multicultural acercó nuevos aliados al proyecto Woman Goals que comparte con Eduardo. Ese es el proyecto que le espera a Martín Bessa cuando haya logrado huir de Colombia.


-Me autorizaron la entrevista. ¿Estás ocupada el próximo martes después de la reunión?


-Ok, you got it! (Sí, de una) [traducción contextual, no literal]*.


Gerardo Whal, periodista del V. Post, desenrolla el hilo con precaución para no hundirlo completo y decide no agregar azúcar. El intercambio de temperaturas hace que de la taza se desprenda un olor motivante. Desde un borde al extremo del mesón, Verónica Powell escucha el periodista y decide participar.


-¿Les gustó le película? todos podríamos vivir con menos.


Ambos asienten, la interrupción no es inoportuna y la incorporan al diálogo. Todos llevan en su mano una taza con líquidos calientes.


Powell siente curiosidad por el insistente interés de Whal para conseguir una entrevista con Katherine. Es la segunda vez que el periodista asiste a las reuniones del grupo y si bien se ha mostrado entusiasta y participativo, no ha ocultado desde el comienzo su interés por hablar personalmente con Katherine. Como activista pro LGBTIQ+, su motivación para hacer parte del grupo obedece, según enfatizó, a un afán por la inclusión de género que, a su juicio, deberían tener estos encuentros.


El parlante, escondido por un florero de rosas cultivadas en la sabana de Bogotá, Colombia, se obstina en repetir una canción interpretada por Harry Belafonte cada vez que otras seis canciones le dan paso. La memoria usb que almacena la información musical no fue debidamente gestionada para que la lista de canciones agregue cualquier controversia. Está previsto que nadie protestará por la compañía armónica de la reunión. Ninguno de los presentes objetará que suene o se repita esta o aquella canción y todos, sin excepción, tararean el “Tally me bannana” sin coordinarse.


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Katherine nota que la conversación con el periodista y la señorita Powell es discretamente escuchada por algunos de los participantes mientras sirven galletas y tofu en la mesa central donde mejor bailan las sombras de dos velas, una menos derretida que otra. Katherine intuye que ellos no podrán comprender bien lo que se está hablando de este lado del recinto e intenta comunicárselo a todos. Sube la voz ligeramente, sobre todo cuando se expresa en inglés.


-That´s right miss Powell! Let´s share the movie with de latino community. This won´t be our last movie (Así es señorita Powell. Invítelos a participar en nuestras reuniones. Esta no será la última película que veamos).


Cuando nota que todos están dispuestos para escuchar lo más importante, Katherine le solicita al periodista que apague una de las dos velas y pide a todos no encender la luz eléctrica. A partir de este momento, decide comunicarse preferiblemente en español, pero sabe que tendrá que decir algunas cosas en inglés para que quede todo claro.


-En nuestro grupo empresarial trabajan personas de varios países latinoamericanos, también de España. Todos, incluidos dos brasileros, entienden español. Y todos están invitados, como ustedes, a la fiesta de bienvenida que le haremos a un nuevo miembro del equipo. Viene de Colombia, se llama Martín. You can call him just “TIN” (pueden llamarlo simplemente "Tin")


Alguien dice: “¿otro colombiano?”, pero su voz sale de los labios como si quisiera quedarse adentro del cuerpo; como si estuviera pensando en voz baja, y ninguno de los presentes alcanza a escucharlo.


-¿Cuál grupo? I don´t catch it! (no comprendo)


-We started a company with my husband´s partners. Edu and I founded Woman Goals. Is part of a great big company (Empezamos una empresa con los socios de mi esposo, Edu y yo fundamos Woman Goals. Hace parte de una gran empresa).


-Aaah ok.


-Our company is just getting started. Seed funding is already working for us! (Nuestra empresa recién comienza, la financiación semilla ya nos está funcionando)


-Con la inversión inicial comenzamos a operar el mes pasado. ¿Quieren conocer más?


-¿Es una empresa para mujeres?


-Sí… y no, Gerardo… es una empresa para todas las personas interesadas en la diversidad y la mejor inclusión posible.


-Inclusión… you mean… (¿qué quieres decir con "inclusión"?)


-Hagamos esto: ustedes vengan el viernes a la fiesta. Tú también Gerardo, estás invitado.


El periodista mira su agenda en el celular y anota "Partynight w Kathe " aunque cree que ese día no podrá asistir. Al menos ya consiguió la entrevista formal y debe notificarle al editor que pueden contar con el artículo, como hubo de prometérselo cinco minutos antes de entrar al encuentro de los "chicos slow".


-Quiero ir, te prometo que lo intentaré. Tengo otra entrevista ese día, pero si acabamos temprano, cuenta conmigo. ¿Dónde puedo ir al baño?


-Right there, go on. (Ahí, adelante)



Este recuerdo le da una idea para la elaboración del cartel con el que recibirá al árbitro Martín Bessa en el aeropuerto.


Siguiente capítulo: La libertad de Tin


Capítulo anterior: Slow Kathe


Slow Kathe
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Por: Luis Felipe Jiménez Jiménez, mayo de 2023. Bogotá, Colombia.

*Las traducciones no son literales exclusivamente, sino a partir del contexto

© Todos los derechos reservados

Foto: Oleksandr Pidvalnyi

-Yo voy por él ¿te gusta?…


-Look at this dope flyer, it´s mad cute! (mira este cartel, está fantástico)


Eduardo elogia el cartel que servirá para que Martín la reconozca en el aeropuerto. Ella está más que satisfecha por su creación. Algo que pudo ser un simple letrero que dijera: “Bienvenido Martín Bessa”, es mucho más que eso; muestra el entusiasmo que siente la pareja Katherine-Eduardo con la visita del árbitro:


“Martín Bessa, vamos a cambiar el mundo. Bienvenido”.


Katherine retrató las caras de ambos en acuarela. Arriba, enmarcada por una nube como si estuvieran soñándolo, la foto que el árbitro le adjuntó a Eduardo para que lo reconociera. Son muchos años sin verse. En el email, Martín redactó un comentario generoso sobre su percepción inicial acerca del proyecto. Manifestó una serie de inquietudes despertadas a partir de las aspiraciones consagradas en la visión empresarial del mismo. Le pareció justo corresponder con generosidad la confianza que depositaron en él.


El arte del cartel es la firma del talento de Katherine y aunque no es plenamente consciente de esto, en este mensaje de bienvenida también dejó plasmada una parte de su visión de mundo. La única contribución de un aparato electrónico en el cartel fue la foto del invitado. El cartel, además, es señal del compromiso profesional de esta pareja de emprendedores y sobre todo, será el primer abrazo simbólico que recibirá Martín cuando pise el país.



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-Thank you dear, we are gonna persuade him to accept being part of this project. (Gracias cariño, lo vamos a persuadir para que acepte ser parte de este proyecto)


Katherine no sólo intuye la posible aceptación de Martín; presiente que se comprometerá a fondo con el proyecto. Cuando Eduardo le leyó el comentario y las preguntas del invitado, vislumbró el potencial del árbitro.


Eduardo sabe que Martín es la persona indicada, siempre tuvo la convicción que a través de su sentido de justicia terminarán de construir el juego con el que han estado obsesionados Katherine y él. De ahí su insistencia ante la Junta Directiva para que se votase a favor de asignar un presupuesto adicional con el objetivo de financiar el viaje de Martín. Aunque confía en su criterio para comprender todo a partir del contexto, para impedir que algún modismo le resulte extraño e incomprensible, le sugiere a Katherine que lo invite a hablar despacio. La comunicación asertiva entre ellos es vital para el proyecto.


-Right, he´s our guy, just ask him to speak slowly, Kathe. (Exacto, es nuestro hombre, pídele que te hable despacio)


-Mi cariño bonito, no necesito, yo le voy a entender toda.


-Todo, honey, jajajajaja


-Jajajaja don´t worry, we´re gonna do this better than you could even imagine. (No te preocupes, lo vamos a hacer mejor de lo que imaginas).


La inquietud de Eduardo aflora de su desarraigo. Los años que lleva en Estados Unidos le han dificultado comprender algunas expresiones nuevas de los colombianos. Ha constatado incluso que ciertas costumbres suyas, de su familia, de toda la vida, ya no hacen parte de la cotidianidad de los compatriotas que vienen a Virginia por distintos motivos. Este sentimiento, no obstante, no lo agobia, más bien lo motiva.


-De ahora en adelante no se habla inglés en esta casa, vamos a hacer lo que tú sugeriste.


-That´s right, baby


-Kathe, por favor.


Katherine está comprometida con la importancia de incluir a los nuevos miembros del equipo. Para ella es importante que todos hablen español y asume que las variedades dialectales enriquecerán la base cultural del proyecto. Su madre, una migrante cubana, le habló en español hasta el último día de su vida, incluso delante de su padre que a penas enredaba esta lengua para lo más básico.


-Jajajajaja está bien, vamos por él…


-Nos vemos esta noche, mi amor.


No alcanza a cerrarse la puerta cuando Eduardo siente la mano de ella en su nalga. Cierra los ojos y mira el reloj.


-No corras, Edu. Nadie te exige llegar a ninguna hora.


-Lo sé, pero tú…


-Estamos a tiempo, el vuelo no se adelanta. ¡Respira! Ahora te vas a tener que bañar de nuevo, pero conmigo.


Eduardo termina de voltear su cuerpo, mira el entrecejo de Katherine y comienza a recorrer su nariz con la mirada. El ligerísimo comienzo de una sonrisa de ella lo mueve hacia adelante. Katherine traslada una gota de pintura de su dedo índice al cuello de Eduardo. La respiración de Eduardo en su quijada anuncia el gran temblor, el pulso de ambos se acelera. No hay más palabras para decirse, ahora hablan sus cuerpos.


La puerta se cierra por el impulso del viento que atraviesa su hogar desde la ventana de la cocina.


-Despacio, amor, primero despacio…


Esta historia continua con: La invitación


Capítulo anterior: Cara de Búho


Por: Luis Felipe Jiménez Jiménez, Bogotá, Colombia, abril de 2023 © Todos los derechos reservados

Foto: Engin Akyurt

"Cada que hay una oportunidad para avanzar, mueven la línea de meta"
Mary Jackson en "Talentos Ocultos" (Hidden Figures), 2016.

-Aló

-Aló, Tin, hermano, qué bueno que me contestó ¿cómo le ha ido?

-¿Eduardo?

-Sí, el mismo, el Búho jajajaja

-Carebúho, CA-RE-BÚ-HO, Eduardo ¿cómo estás? ¿de dónde sacaste mi correo? ¿Cuál es ese negocio que quieres proponerme?


No caben las preguntas, son una avalancha insostenible, el afán de Martín por entender por qué justo en este momento de su vida aparece un amigo suyo de la niñez, ahora que necesita un rescate, salir del entorno amenazante, esquivar la bala, el puñal, el sicario, el veneno, el empujón, lo que sea con lo que alguien, un alguien, quién sabe cuál alguien, en cualquier esquina, en cualquier momento, cuando duerma, cuando camine por la calle, cuando entre a un baño, cuando salga, cuando entre a un estadio, cuando salga de una sesión de entrenamiento, cuando salga de la terapia, de la visita al especialista, cuando salga de una capacitación, de un acondicionamiento físico.... cuando se suba a un taxi, cuando estacione su bici, cuando se detenga en un semáforo... quizá entonces sea muy tarde y su cuerpo agonice ante la mirada aterrorizada e inmóvil de cualquier transeúnte indolente que no hará absolutamente nada para impedir que se desangre en ese agónico último suspiro.


Lo único cierto y definitivo es aquella amenaza anónima que atravesó la ventana de su apartamento, cayó justo a doce centímetros de sus pies descalzos. Dicha piedra rompió el cristal, trajo ansiedad y adrenalina cuando Claudia recién se había despedido aquella mañana lluviosa del 11 de octubre. Y si la persona que trajo el mensaje la vio salir a ella del apartamento, si la siguió y sabe dónde estudia; si después de acabar con su vida, el asesino va por la vida de ella. O si cualquier día de estos decide primero ir por ella para torturarlo a él antes de someterlo. Son muchas preguntas, muchos miedos juntos. Ahora aparece este amigo al otro lado de la línea, alguien que lo estima.


Así no logre dilucidar todavía la dimensión del plan que Eduardo tiene, decide que sospechar sobre él sería demasiado absurdo. Quiere escucharlo.


-Ah sí, era Carebúho, el profesor Díaz me decía Búho, pero ustedes me pintaron la cara. Mi hermano, si nos vamos a tutear, entonces hagámoslo los dos. Tu correo me lo dio Sarán, ella me contó sobre tu carrera.


-¿Sara? ¿cuál Sara?

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-Esa mujer te quiere mucho, Tin, me dijo que mantuviera en secreto su nombre, que no le dijera a nadie que habló conmigo, ni a ti.

¿Cuál Sara? no conozco a ninguna Sara, Edu.

Esoo, ya vamos entrando en confianza, me gusta que me llames Edu, vas a ver que si aceptas mi propuesta, haremos algo grande.

-¿Cuál Sara, dime? ¿Por qué tanto misterio?

-Saráááán -insiste Eduardo.


Eduardo siente la angustia de Martín, el tono de su voz es cada vez más ansioso, su respiración se entrecorta y las palabras están a punto de atropellarse unas con otras.


-Prométeme que no vas a hablar con ella, no le cuentes que sabes que fue ella quien me dio tu correo.

-Bueno, pero ¿cuál Sarán? Dime, dime, carajo.

-Sara Angélica Bermúdez


Martín cierra los ojos y re-dibuja el corazón que Claudia confeccionó como caricia en su mano y recuerda la mirada de Angélica cuando le dijo que se iba a casar. Un asomo de nostalgia por el pasado juvenil lo atrapa y solamente la voz de Eduardo lo retrotrae al presente.



-Aló, aló… prométemelo, Martín, no me hagas quedar mal con ella.

-No te preocupes. Es que no recordaba que ella se llamaba Sara, yo le sigo diciendo Angy, me estuvo buscando como afanada por contarme algo, toda intensa ahí y ¿sabes qué? era para contarme que se va a casar.

-¿Con el traqueto ese que la abraza en las fotos como un trofeo?

-¿Cuáles fotos? Yo a ese man no lo he visto.

-En instagram, eso es una melosería hasta sospechosa, pero el tipo… uy no.

-No sé, seguro que debe ser ese el novio, qué más da, yo lo que no puedo creer es que tenga misterios conmigo o por qué no quiere que yo sepa que fue ella la que te dio mi email. ¿Por qué no te dio mi teléfono directamente? ella lo tiene. ¿Y dónde la conociste?

-Yo le pedí tu correo, Martín, necesito enviarte ahí todos los documentos pa que conozcas, punto a punto, todo lo de la primera parte del proyecto. Y para enviarte lo del tiquete, si decides aceptar venirte acá unos días. Quiero que conozcas a Kathe y arranquemos. Yo sé que no te vas a negar esta oportunidad.

-Ahh y ella sabe que el teléfono de un árbitro es un secreto de estado, yo habría podido darme cuenta, ya voy entendiendo. ¿Será que quedó muy angustiada?

-¿Angustiada? ¿qué te pasó?

-No, Edu, no es nada, es que ella me vio desesperado...

-¿Qué te pasó Martín?

-Mi hermano, me voy a quedar sin trabajo.

-Noooo Martín, nooo. Trabajo es lo que hay.


Eduardo es un vendedor carismático y sabe convencer a cualquier persona. Esta vez, según parece, tampoco le va a quedar grande persuadir a Martín Bessa para que viaje a conocer el proyecto.


-Bueno, de todas formas, no comprendo el misterio de ella. Cuéntame mejor cómo te ha ido allá, ese país es amigable con los colombianos, si no fuera así no habría tantos allá ¿no?


-Mi hermano, esto acá no ha sido fácil, este país te da trabajo, pero no todo el mundo te acepta. Acá toca sí o sí bien guerriado. Hay personas que creen que eso de la esclavitud no se ha acabado y te tratan como si fueran dueños de tu vida. Otros que simplemente te ignoran o ni te miran. Hay otras personas más amables, hay de todo y somos muchos latinos. Algunos nos colaboramos y otros no.


-¿Y el inglés?

-Acá donde vivo no hay tantos ingleses

-No, el idioma. ¿Cómo te ha ido con eso?

-Jajajajaja, acá me entienden y yo los entiendo, lo que no hay es mucho tiempo para sentarse a conversar con nadie, acá la gente va a lo que va. Taim is bisnes, you nou.

-Yo terminé un curso de inglés que nos ofreció una empresa, a través del Colegio de Árbitros. Aunque mi idioma es el pito.

-Sí, Tin, por eso es que te necesito. Mi mujer y yo estamos montando una empresa y tú eres el propio.

-Hay pitos mejores que otros... silbatos, mejor dicho, al pito lo llamamos así, pero realmente son silbatos. A mí me gustan el Acme T-2000 y el Fox 40...

-Pera, pera Tin. Respira, la empresa no es de pitos, ven te cuento: esto es a lo grande, esta es una revolución en el mundo del deporte.


Martín mira el reloj, Claudia ya va a llegar, quiere presentarle a su amigo, quiere que Eduardo la conozca.


-La idea es crear un nuevo deporte mi hermano, es una mezcla de varias cosas, es un deporte inclusivo. Mi mujer...


Eduardo observa una sombra ingresando a través de la ventanita que comunica la cocina con el jardín exterior. La sombra desaparece tres segundos antes de escuchar la voz de Claudia. Dejó las llaves y necesita que Martín le abra.


-Kathe es mi socia. Ella no es mi mujer, yo soy su suyo. Ella fue la de la idea, es una genia, mira, la competencia es parecida a la del fútbol, pero se va a jugar entre hombres y mujeres. Equipos mixtos. Necesitamos crearlo todo, nuevas reglas, todo. Te insisto, vente unos días y te cuento todo el proyecto, yo te pago el tiquete, la alimentación, todos los gastos durante dos semanas y te doy tres mil dólares por la asesoría inicial que me debes dejar por escrito. Te basas en los documentos que te voy a enviar. ¿Te parece?


Esta historia continua con: Slow Kathe






Por: Luis Felipe Jiménez Jiménez, Bogotá, abril de 2023. © Todos los derechos reservados

Foto: Mehmet TurgutKirkgoz

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