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Capítulo FINAL de la segunda temporada de El Conciliador


“A la utopía moderna no le está permitido ser estática, debe ser móvil.

No debe poseer la forma de una situación fija, sino llena de esperanza”

H.G Wells


La última vez que David vio a Eduardo fue en un bar ubicado en la carrera séptima de Bogotá. Solamente sonaba salsa y todos los ritmos derivados. Cuando los parlantes compartieron el songo “Aquí el que baila gana”, interpretado por la sonora Matancera, la campana lo hizo mirar al segundo piso donde aquel amigo de infancia seducía con su vigor a una desconocida...


La sabiduría del bufón
El Bufón siempre dice la verdad así duela

 

Bufón es un capítulo un poco más extenso que los anteriores y cierra la temporada. Toda la primera temporada está publicada con acceso libre en este sitio web.


Suscríbete al contenido Premium antes del 31 de diciembre de 2023 y recibe este capítulo y toda la temporada en un formato exclusivo.


Autor: Luis Felipe Jiménez Jiménez, noviembre de 2023

© Todos los derechos reservados

Foto: Suzy Hazelwood



“Get yourself to the butterfly lounge

Find yourself a big lady”

Michael Holbrook Penniman


El geógrafo Jeff Brant consintió grabar la charla que el periodista llevará al museo del silencio, es decir, a su estudio, para la elaboración de un complejo artículo sobre los nuevos límites del mundo a través de las agendas políticas internacionales de cooperación entre las Naciones. De acuerdo con la hipótesis del periodista, la ONU comenzó a perder relevancia en el nuevo orden mundial y los intereses de las transnacionales superan el poder de los Estados Nación. Esto, a su juicio, desencadena un compromiso de los ciudadanos alrededor del mundo para unir esfuerzos de cooperación que trascienden lo material y lo económico...



desterrados
desterrados

Antes de suscribirte al contenido PREMIUM para acceder a Desterrados completo y a toda la segunda temporada de El Conciliador escucha la canción correspondiente al epígrafe de este relato.

 

Autor: Luis Felipe Jiménez Jiménez. © Todos los derechos reservados, Bogotá, noviembre de 2023.

Foto: Ekaterina Astakhova

Esta es una despedida...


Adiós, Auf Wiedersehen, Au revoir, Addio, Adeus, 再见 (Zài jiàn) tik tok.


Esta es una despedida. Chao Tik Tok
Chao tik tok

Cuando comencé la primera carrera universitaria me dijeron en mi alma mater: “acá le abrimos un correo electrónico personalizado”. Luego supe que era un requisito. No había llegado la internet a nuestras vidas cotidianas y nuestro acceso a este cambio tecnológico comenzó a estar supeditado a la intransigencia de los operadores telefónicos: si llamaban a tu casa, se te desconectaba la internet.


Teníamos pocos minutos para “navegar” en interfaces extrañas donde había mucha información no lineal. Ninguno de nosotros estábamos todavía acostumbrados a leer en hipertexto digital y cuando consultábamos fuentes, como las enciclopedias en papel, para llegar a una segunda información valiosa, tardábamos más tiempo que el que tardamos ahora. Eso que queríamos encontrar estaba casi siempre en otro libro, en otro capítulo, en otra página. Como un tesoro.


Así comenzó mi vida universitaria.


Durante mi bachillerato teníamos acceso a unos computadores muy bonitos, eficientes y “modernos” que nos servían para procesar textos y para memorizar canciones. Escribir las letras de canciones en inglés e imprimirlas, fue mi primera relación con el texto en ese lengua, sin la determinación de la profesora de inglés, es decir, por iniciativa propia. La idea, claro, fue de mi amigo Álvaro, un pionero; uno de esos genios que superó las expectativas el mundo académico, para crear. Un artista en el más amplio sentido de la palabra.


Lo primero que le dije a un compañero de la carrera fue: “yo no me voy a meter a internet hasta que cambiemos de siglo”. Me parecía que tanta información en una sola pantalla era lo suficientemente abrumadora para descalificar lo que me ofrecía el nuevo invento de los seres humanos. Corría el año 1997 y yo ya había traducido para el Estado colombiano, el manual del sistema de operaciones de unos aviones muy importantes que el gobierno había adquirido para la aerolínea comercial de la Fuerza Aérea. Ya tenía en mi experiencia personal el manejo de un fusil que, tiempo después, fue prohibido por las organizaciones de Derechos Humanos.


Ya había viajado a la selva, a otros continentes y ya había escapado de la muerte en la temerosa década de los noventas, cuando el narcotráfico arrodilló al Estado a través del miedo, la dinamita y la persecución de los policías.


Ya habíamos visto crecer las guerillas y su amenaza. Ya conocíamos que para enfrentarlas se organizaron ejércitos privados que terminaron negociando con élites para contribuir a proteger sus bienes. Ya habíamos visto el Palacio de Justicia incendiarse y ya conocíamos el poder anulador del secuestro.


No sé si el joven que cruzaba por la segunda década de vida estaba preparado para entender lo que la internet iba a significar para el mundo. Con la imaginación que ese joven tenía, no alcanzó a imaginar que una buena parte de su obra literaria estaría disponible en la internet en la tercera década (años 2020-2030) del nuevo milenio.


Tampoco habría imaginado ese joven inseguro que aquella carrera no sería su carrera profesional y que su carrera iban a ser los Estudios Literarios. Menos que su primer posgrado fuera una maestría en comunicación. Y menos que aquel joven, ya adulto, escribiría un ensayo de más de 150 páginas sobre un medio de comunicación “nuevo” llamado “twitter” (hoy X). Ese joven maduro de la segunda década del nuevo milenio comprendió muchas cosas sobre la comunicación humana, sobre las políticas de comunicación y sobre las teorías de la comunicación. Y ese joven se convirtió en un usuario y un crítico de los nuevos medios, a través de un enfoque netnográfico que estudia, desde adentro, los avances tecnológicos.


Mi rechazo a tik tok y mi promesa de no usarlo, es por pura economía del tiempo y ante el temor de la ansiedad que las redes sociales generan. Es decir: por razones prácticas y por razones de salud.


La versión apocalíptica de Nicholas Carr (2010) sobre lo que ha hecho internet con nuestras mentes: “superficiales”, cuyas ventas le otorgaron un lugar privilegiado como autor, no me asusta. No obstante, su libro sí me ayudó a comprender que mi cerebro necesita estímulos y necesita descansos. Así como mis ojos necesitan descansar de la luz que le irradian las pantallas. Por eso, ahora, le ofrezco las personas lectoras más fieles de mi obra actual, la posibilidad de conocer mis ficciones, narradas con mi propia voz.


Y por eso ahora escribo mi novela a mano, como comencé a hacerlo en el 2007 cuando un cuento de mi autoría recibió un reconocimiento social y un estímulo material de un millón de pesos.


Por eso, mi tiempo, mis ojos, mi cerebro no merecen entrar al mercado de los desarrolladores de tik tok, cuya tecnología no desprecio, sino analizo. Por eso, contrario a lo que me han recomendado sobre el uso de chatgpt para la creación literaria, no lo uso con ese propósito.


Sé que las inteligencias artificiales son asistentes ideales para facilitar procesos, pero mi arte no sucede así. Mi arte es posible porque me gusta ubicar un fonema tras otro, me gusta pensarme en el mundo detrás de un esfero, un papel, un teclado o una pantalla. Disfruto imaginar y recrear al mundo a través de mis dedos y quiero seguir conservando, como una herramienta, mi cerebro. No quiero perder la memoria. Al fin y al cabo, los escritores somos un instrumento de la memoria del mundo para recordarse, para revivir el pasado. Somos operadores de la nostalgia.


Dejaré abierto el tik tok de la cuenta de @elrelatodeldomingo, pero no tengo instalada la aplicación, ni pienso revisarla. Dejaré que naufrague en el silencio del olvido y si en algún momento tengo tiempo y disposición de volver, lo haré con algún propósito idóneo.


Seguiré estudiando las inteligencias artificiales. Analizaré al human ai pin, a open ai, a groc, a xai y lo que tenga a mi alcance como escritor contemporáneo. Me seduce la batalla por el mercado que sucede en este momento del mundo tecnológico y la salida de Salt Atman pone el juego cada vez más interesante. Acá estaré para narrar lo que vea, para compartir mis impresiones. Para filosofar.


Por ahora, chao tik tok, sigo ocupándome de pensar al mundo y de escribir mi novela. Y claro, de entregarle a los suscriptores PREMIUM el contenido especial que mi espíritu ha elaborado para esas personas que decidieron valorar mi trabajo.

Por lo pronto, el epígrafe del relato de hoy canta en la voz de Mika: “Get yourself to the butterfly lounge”



Epílogo:


I haven´t bought tik tok


Bye bye, don´t buy tik tok.



 

Autor: Luis Felipe Jiménez Jiménez, Bogotá, noviembre de 2023.

© Todos los derechos reservados.

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