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*María María José Tafur Bonnells* (1976)


No estás y me duele el segundero. No estás aún sabiendo que son mis miedos hablándole a tus miserias. Me vuelvo creyente y suplico y suplico que no soportes sin mí. Que no hagas caso a mi instinto de conservación. A tu salvarte de querer. No estás, entonces lo soportas. Todo es igual. Nosotros y nuestros demonios.

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Tal vez nos arrepintamos, como pocas veces, de quedarnos con ellos y no con nosotros. Y nos abandonamos. Y me duele. No estás para otra noche en las habitaciones perdidas, para dejar besos etílicos en los rincones. Volverás con superpoderes, pero conmigo no estás para no correr el riesgo de no irte.


Y recuerdo que me ha dolido desde siempre que no estés porque no te conocía, porque no pensé que existieras y porque te vas. Mañana otra mañana, la luz, el sol y todo el rosa que se sigue destiñendo con el segundero y sin que lo hayas visto. Tal vez lo olvides. Yo lo escribo para que a mí no se me borre. Lo guardo, y cargo cada letra para acordarme de que me sorprendí queriendo oler estas montañas que traen sufrimiento e injusticias, queriendo "matarme contigo si te mueres". Queriendo creer que existe algo que me hará desempacar mis maletas en este país que adolezco, añorando que tú seas una vez más mi instante feliz.


Y tú soportas y empacas maletas para no quedarte aunque ya pienses en volver cuando no haya remedio. Cuando tu alma te pase la cuenta de cobro.


Yo quiero que suceda lo inevitable el viernes santo, como me han dicho que pasa, y que el destino decida por ti, por mí. No estás y te pienso y no estás y te siento con la intensidad que me siento yo misma. No logro saber cómo se vive sin mí. No logro saber cómo se vive contigo y ahora sin ti. No estás. Nos dejamos en el umbral, en el borde entre la noche y el día, entre el "dame la mano" y el "vete al infierno". Me culpo por no tenernos. Te culpo por escoger entre tus soledades y yo. Y me duele el segundero. Saliste porque te dejé dormir del lado izquierdo del lecho y del pecho, del lado de la puerta, del lado melancólico del corazón y ahora no estás. Y a mí me duele el segundero.

FIN


María José Tafur Bonnells es actriz, amante del blues, del chocolate, de los escenarios y de las historias. Fundadora de AMA EL ARTE. Cuando no está en creación de personaje recurre al de la narradora de historias. ¿Buena o mala? ¡no viene al caso! Pero las historias tienen derecho a ser contadas. Este relato poético es su segunda participación en el Relato del Domingo y esperamos que no sea la última porque nos fascina su talento, su pluma, su creatividad y su generosidad.


Acá también puedes leer "La Parca", relato de su autoría.


Conoce la red multidisciplinaria de arte más grande de habla hispana en su cuenta en instagram acá: Ama el Arte

Imagen: Ketut Subiyanto

“Mi nombre es Victoria Obregón Valencia, tengo unos 45 años, me enamoré dos veces, no simultáneas, pero creo en el poliamor.

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Mi edad real no importa, importa la vida que he vivido, la que he sufrido. Cuando joven creía que era gorda. No estoy vieja, pero ya viví lo que tenía que vivir. Conozco el dolor, lo he experimentado, soy cantante aficionada, dicen que tengo buena voz, canto para que no me duela la vida. Pero la vida me duele, sobre todo desde aquel día que tomé una mala decisión…


Cuando conocí a un tipo llamado Óscar, en un peaje, hace apenas unas cuantas horas, pensé que iba a cambiar de opinión, que él me rescataría del hoyo en el que estoy.


Me enamoré de Óscar al escucharlo hablar, en su carro. No me enamoré de su carro, a mí no me gustan los carros. Ese hombre supo escucharme y supo verme, pero llegó muy tarde a mi vida.


Mi comida preferida es la italiana, nadie prepara unos mejores ravioles que yo. No tengo hijos, pero…


… un momento, mejor les cuento otra cosa. No soy un homenaje a mi nombre porque nunca he ganado nada. Sufro de depresiones, eso dicen. Soy zurda, pero en el colegio me obligaban a escribir con la derecha. Siempre me equivoco de lado, soy zurda, ahh eso ya se los había dicho. La derecha ni para ponerme los anillos. Ay mis manos, ay mis manos… pero mis uñas… eran lindas, las cuidaba más que a mí misma. Aunque ya para qué. Dicen que los zurdos somos más inteligentes, yo no sé.


Denme un cuchillo en la derecha y les saco un ojo. Estoy nerviosa, ya casi llego al muelle…


Mi padre era educador, por eso entiendo el mundo como lo entiendo. Murió de cirrosis. Papito ya casi nos vemos.


Osquitar, mi amor, si lees esta segunda carta, por favor perdóname.

Osquitar, tú no tienes la culpa, de verdad perdóname, de verdad te amé.


-¿Por qué será que que todo se me cae?”


El relato de Victoria Obregón Valencia se detuvo porque su carta de despedida se cayó al piso


Sábado 24 de agosto, sección judicial.


Las autoridades buscan por cielo y tierra al presunto culpable del homicidio de la ciudadana Victoria Obregón Valencia y tienen en su poder una carta cuya autoría está por definirse. En la misiva, la fallecida confiesa haber abortado en su adolescencia. El principal sospechoso es Alias Osquitar. Una fuente consultada por este medio comenta que Alias Osquitar no es el asesino, que él es apenas el enamorado de la víctima


Una segunda hipótesis indica que alias Osquitar, conocido en la ciudad como “El loco rolo” también anda como demente por algún municipio cercano a Santa Marta. Buscándola. Carga una pieza de dominó en su mano izquierda, confirma la fuente. Este medio se permite inferir, gracias a una tercera fuente, que no hay dudas del estado alterado de conciencia del presunto culpable porque, segúnla fuente, no hace sino repetir, en una y otra esquina, como si se tratara de una canción, la una frase delirante:


“¿Por qué te fuiste mi amor, por qué te fuiste mi amor? déjame verte por última vez, por qué te fuiste Vicky, mira que estoy perfumado”.


Se espera que en las horas de la ncohe se produzca la captura.

FIN


*Este relato es una secuela de El salto final y el Delirio de Óscar. Juntos forman un tríptico narrativo. fue publicado inicialmente el 19 de noviembre de 2017 en otro medio. Los tres relatos han sido editados y modificados como parte de un ejercicio de escritura creativa.

Autor: Pipe Jiménez (1976)

Imagen: Kool Shooters.

Se celebra el Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer que también ha ido afirmándose como el Día contra la violencia de género. Un día como hoy, en el año 2015, seis grandes músicos ofrecieron su único concierto en Colombia. Vistieron de naranja para celebrar el día y visibilizar la problemática. Cuando llegué a mi casa, sin voz y lleno de energía, aunque cansado por la intensa jornada, escribí la siguiente crónica que publicó la Revista Semana y que ofrezco hoy, seis años después, para los que no alcanzaron a leerla en aquel momento. Las luchas por la eliminación de la violencia contra la mujer, contra la violencia de género, continuan y aunque hay avances en el mundo, todas las personas debemos ofrecer nuestro esfuerzo para erradicarlas por completo. Gracias a Pearl Jam, quienes asistimos al concierto, pudimos enviarle un mensaje al mundo.

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Pearl Jam se presentó anoche por primera vez en Colombia luego de más de veinte años de espera. Conquistar la baranda en un concierto de rock puede ser el máximo premio al esfuerzo para muchos aficionados. Una vez puse mis manos en el tibio metal que nos separaba del escenario en el Parque Metropolitano Simón Bolívar noté que, con la discreta contundencia de lo simbólico, allí en el bombo de la batería de Matt Cameron se destacaba la imagen de la Torre Eiffel que aludía a los recientes atentados en París. Lo social no estuvo ausente en un concierto en el que los músicos de la banda estadounidense se uniformizaron con camisetas color naranja con el mensaje: “Por una Colombia libre de violencia contra las mujeres”. La iniciativa surge en el marco de la campaña del Secretario General de Naciones Unidas "Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres" que llama a la acción durante 16 días en contra de la violencia contra las mujeres y promueve el uso del color naranja como muestra de compromiso con la erradicación de las violencias basadas en género.


Eddie, Vedder, el cantante de Pearl Jam fue muy generoso con sus palabras en español. Agradeció la presencia de las bandas invitadas: The Hall Effect de Colombia y de Spoon de Texas USA. Todas las inconformidades con la organización, por el cambio de escenario y las condiciones que dispuso la empresa organizadora (OCESA) y que generaron no sólo críticas sino quejas y denuncias formales ante los organismos de vigilancia y de protección al consumidor, pasaron a un segundo plano al ver la generosidad de la banda norteamericana con el público.


“Voy a decir algo que nunca he dicho antes” dijo Vedder en un atropellado español, ““¡Hola Bogotá! Estamos perdiendo nuestra virginidad en Colombia y agradecemos que sea con ustedes en Bogotá”. La luna llena matizó el espectáculo cuando el cantante dijo “Es una noche hermosa, no hace tanto frío”. Segundos antes de tocar “Around the Bend” el cantante sorprendió al público con un lindo mensaje: “Esta canción la tocamos especialmente para un hermoso niño llamado Tomás y sus maravillosos papás con cariño”. La lista de 24 canciones abordó generosamente la discografía histórica de Pearl Jam. Aunque esperé que tocaran canciones como “Alone” o “You Are” esa ausencia fue sopesada por la brillante interpretación de “Mother” de Pink Floyd con la que no pude contener las lágrimas. Pearl Jam no tuvo que conquistar al público porque es sabido que son una banda de culto, sin embargo reforzaron el cariño que muchos, como yo, hemos cosechado y que hizo que iniciativas como el grupo “Pearl Jam en Colombia” en Facebook, fuera el marco para que la comunidad organizara todo tipo de eventos, tributos y reuniones en torno a lo que hace un par de años era nada más que un sueño. Cedí mi lugar privilegiado en la baranda a las seis de la tarde, justo antes de la presentación de la banda colombiana, cuando me trasladé a uno de los baños que exitosamente dispuso una de las marcas patrocinadoras. La sorpresa que encontré fue un baño temático, con música de Pearl Jam y condiciones higiénicas de lujo. A partir de ese momento busqué un lugar que me dejara ver todo el show y encontré el mejor: cerca al escenario y a una de las pantallas gigantes. La producción de estos gigantes de Seattle me dejó felizmente impactado: una decena de cámaras registraban en vivo todo tipo de detalles que quizá en la baranda habría dejado pasar por alto: desde el suelo, el uso de la pedalera del guitarrista Mike McCready; el fino detalle del brillo sonoro en los platillos a cargo de Matt Cameron; la profundidad en expresión de los acordes de la guitarra de Stone Gossard; la maestría en los teclados de Boom Gaspar y la inocultable alegría de Jeff Ament, el bajista, al sonreír cuando de lo alto en el escenario se desprendieron unos bombillos gigantes con luces verdes que entraron a hacer parte del show a manera de péndulos. Un concierto de Pearl Jam es mucho más que un concierto de rock, es un show completo. Eddie Vedder le agradeció al público por la recepción y sostuvo que fue un placer tocar en Colombia, un lugar en el que no habían tocado antes. “Tenemos grandiosos recuerdos de esta noche y por eso les agradecemos a ustedes”, sostuvo. *Por Luis Felipe Jiménez Jiménez @Felipepoet


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