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“Para encontrarte con una sirena, debes bajar al fondo del mar donde el agua ya ni siquiera es azul y el cielo es solo un recuerdo. Y allí, en medio del silencio, decides que morirás por ellas, y sólo si tu amor es puro, aparecen y te llevarán con ellas para siempre”

Jacques Mayol


Una cámara que registra los movimientos de dos especies alcanza a ver, sin mayores detalles la sentina del Gary MMIII donde los investigadores de la International Geographics hunden la tercera hipótesis de investigación del año mientras Mariana, acompañada por su profesor y amigo, el doctor Restrepo, tantean los equipos de rescate. La misión es financiada a través de una ONG de preservación ambiental que ya ganó tres premios en dos océanos distintos. Los recursos provienen de un convenio con una transnacional y de un gobierno europeo que ha preferido no aparecer en los diseños, logotipos e insignias que lucen los uniformes de los esperanzados científicos.


un barco cerca a una isla

La ubicación privilegiada de la isla y el ímpetu de sus aguas durante una parte del año son promesa para la generación alternativa de energía. Los investigadores registran en una bitácora hasta el más minúsculo hallazgo que les de pistas sobre el comportamiento de micro organismos recientemente descubiertos. Mariana está al tanto de la investigación, pero no conoce cada uno de los pormenores del afán científico. Sabe lo que está en juego, aunque su mayor interés es darle el mensaje adecuado a su ansiedad, la estocada final. Ser la Capitana del Gary MMIII exige varias responsabilidades. Está autorizada para sumergirse. En su reemplazo, el capitán Chiriboga la sustituirá por breves minutos en la cubierta. Chiriboga sabe, aunque no lo confiesa, que su alumna ya lo superó. Con esa satisfacción aceptó la responsabilidad de comandar el barco durante esos breves minutos.


Una ola traslada un par de gotas del vaso de whisky a la pierna, pero el empresario no lo nota porque tiene sus ojos en la clavícula delgada de Mariana. Se pregunta cuánto podrá pesar esta joven y cuánto será capaz de resistir una vez se sumerja. Nunca ha sumergido su piel más de veinte centímetros en el océano pacífico y aunque nadó con destreza en su juventud, la ambición lo seca sin que él mismo lo perciba.


En Quito, Santiago ya prescindió de la afeitada y se despojó de su estúpida corbata. El solicitado `cebiche de chocho´ sube ahora en una bandeja imitación plata que hace brillar el interior de la máquina con destellos irregulares. El ascensor inclusivo con alfabeto en braille llamó la atención del inusual visitante que ahora parece estar dispuesto priorizar su descanso. Mira el reloj y recuerda la invitación de Mariana: “Nada conmigo el domingo, a las tres haremos inmersión”.


María rompe el protocolo que la costumbre y el respeto establecieron entre él y su empleador, lo abraza y le deja una lágrima en la espalda.


-Dios lo guarde, don Patricio, gracias por todo.

-Tranquila María, le dejo mi más grande tesoro, gracias por todo. Mariana se encargará de apagar la música cuando regrese. Cuídese mucho.


El apartamento repite insondable la canción que le compartió su hija durante el último almuerzo que compartieron juntos.


Esta historia continuará el próximo domingo 16 de julio...


Capítulos anteriores:




 

© Todos los derechos reservados

Foto: Diego González

La fría agua que rodea la Isla Rábida convoca a siete expertos en apnea, dos buzo-periodistas y un empresario que no desocupará su vaso de whisky mientras observa la actividad. Tampoco le hará falta hielo.



En el morral donde Mariana lleva el sobre que le entregó su padre, un cargador solar con media carga disponible será suficiente para llamar a Santiago. Al menos esa convicción la tiene tranquila y sabe que él no trocará abandono por distancia. Tan pronto ascienda y su cuerpo esté preparado para llamarlo, le comunicará si conquistó o no el nuevo récord personal. Ya le informaron que la internet satelital garantizará dar aviso a quienes la aman. Su pasión ha sembrado expectativas en muchos corazones.


En el Hotel Quito, una amable recepcionista registra la firma de Santiago y pregunta si optará por el servicio completo de limpieza, mientras observa que el nuevo huésped no le quita la mirada a la piscina. La suite inteligente que escogió Mariana cuenta con servicios que él mismo no piensa utilizar porque, al menos por ahora, su mente no sale del agua y de la generosa mesa redonda donde intentará darle el toque final al informe financiero que su jefa espera antes de fin de mes...



"Negra que pintas de acuarela mis pupilas uh uh ohh...

Negra que vas poniendo azules en mis días...

Negra mi vida, negra mi voz, eres la luz de mi canción

Negra que vas poniendo azules en mis días uh uh ohh

Recuerdo cuando te vi crecer, intentando aprender

entre barbies y fechas del calendario

y las brujas del armario

Papi déjame dormir, esta noche junto a ti..."

Francisco Terán


Esta historia continua con: Al fondo.


Lee acá el 1er capítulo titulado: Capitana


 

Por: Luis Felipe Jiménez Jiménez (1976)

Foto: Glenn Saunders



Camina por el bulevar de la Av. Naciones Unidas, desprevenida, pero no desorientada. Sabe exactamente dónde se detendrá y llamará a su padre. Intuye que él, como ha sido su costumbre, esperará la llamada de los miércoles antes de medio día. En la oficina contigua a su dormitorio, reposa incólume una foto de ella cuando obtuvo el título de bachiller que su padre, un héroe más del pasado, mira, suspira y mira de nuevo mientras escribe una carta secreta para ella. Por todo el apartamento se escucha la canción Negra mi vida de Francisco Terán.


-Santi, ya casi llego.


-Espérame ahí porque pinchó una llanta.


-¿Dónde estás? voy hasta allá...


Mariana no quiere que su novio se moleste cuando se ofrezca a colaborar para cambiar la llanta, preferiría evitar una discusión irrelevante. No obstante, se lo dice con el tacto necesario para que él no sienta que su orgullo sea lastimado.

-Estoy en la González Suárez, cerca al Hotel.


-Ay mi amor, voy para allá, estoy por el Jardín, te colaboro con el repuesto. Ya tengo lista la carpeta.


-Te espero en el Hotel, ya casi termino.


Santiago no quiere aceptar la otra propuesta de Mariana, revisa el mensaje que le reenvió a su whatsapp y repite "no" con la cabeza:


La piscina climatizada y el hidromasaje son los dos mejores argumentos de Mariana. La ansiedad, sus afanes y la puntualidad de los mensajes que llegan del banco son las principales objeciones de Santiago. Un fin de semana para él, a doce minutos de su oficina y a veinte de su apartamento, podría ayudarle a vencer la gastritis, si reconociera la intensión de su novia.


Un brinco desde el bus antes de detenerse ubica a Mariana en el andén. Sube por la avenida Colón y divisa el carro de su novio. En sus pulmones hay oxígeno suficiente para llegar en dos minutos al encuentro.


-Mi amor, ya está confirmado, tú decides. La carpeta está a tu disposición si decides trabajar, pero desconéctate, lo necesitas. Yo vuelvo dentro de 8 días.


-Te voy a extrañar Mariana del Jesús


-Yo también te voy a extrañar, nada conmigo el domingo, a las 3 haremos inmersión.


-Tu terquedad viene de tu padre, mi amor. ¿Cómo sigue?


-Él es invencible, está feliz por mi viaje. Él confía en su doctor, son buenos amigos.


-Salúdamelo, es un titán.



Marilinda, mi amor. Cuando vuelvas ya no voy a estar, Terminaré el último viaje de mi vida en un lugar del pacífico. Estás preparada, sabes lo que tienes que hacer. Me voy feliz con el abrazo que nos dimos anoche y le llevaré esta felicidad a tu mamá. El doctor Jijón me dio un mes más, si mucho dos. El plazo está por cumplirse. En el tercer cajón, cuando hayas abierto los demás, de acuerdo con las instrucciones que conoces, encontrarás una sorpresa. Cuídala, llévala contigo a donde vayas hasta que necesites deshacerte de ella. Sé que si la entregas a quién tú decidas, quedará en buenas manos.


Te amo eternamente,


Papá.



-Ahí le dejó su papito, niña Mariana, que por favor no la abra antes del huasipichay


-Gracias María, mi papá siempre con sus cosas, dame pasando ese sobre, pero no prometo dejarlo cerrado tantos días, le voy a llamar.


-Papito, dónde estás, la María me acaba de entregar el sobre. ¿Cuándo vuelves?

Te mandó saludos Santi, vine al departamento a despedirme.


El padre de Mariana no quiere mentir, prefiere decirlo de tal manera que ella lo comprenda después.


-No te afanes mi cielito lindo que ningún viaje es eterno. Es una sorpresa para tú cumpleaños, no la dañes antes. Te llamo desde allá para avisarte.


-Te amo papito lindo, va a ser mi tercer cumpleaños sin tus canciones, sin tu piano, sin la sonrisa de mamá.


-Vale la pena hija, no hay dos barcos como ese. Tu mamá ha de estar muy orgullosa de ti, como yo. Buen viaje, mi amor.


Lee acá el segundo capítulo titulado Misión

 

Por: Luis Felipe Jiménez Jiménez, Quito, junio 25 de 2023


© Todos los derechos reservados.


Foto: Oleksandr Pidvalnyi


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