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Cómo extraño levantarme del colchón suave y tibio, todavía en la penumbra, el agua caliente golpeándome. Cómo extraño el rostro lagañoso y pálido de mi esposa en las mañanas, preparándome un café con tostadas integrales y jamón light porque según ella estaba pasadito de peso. Añoro aquel abrazo de obrero que produce el transporte masivo cuando en aquel amasijo de zombis extraños nos movilizamos a las castradoras de sueños.



Extraño llegar a aquel cubículo gris y lúgubre, donde se inoculaba diariamente la incapacidad de pensar por mí mismo. Aquella jaula con hora de llegada definida, pero eterna hora de salida. Sí, hace falta aquella molestia en el cuello por mantener la cabeza gacha, primero por trabajo y luego por supervivencia.


Anhelo la sonrisa incompleta y amarillenta de Luz Dary y sus cafecitos… su triste esperanza en un mundo mejor para ella y sus hijos, pese a su mantra de “todos los políticos son iguales” que se le activaba con las noticias radiales.


Extraño la elaboración de informes inoficiosos para reuniones eónicas que conducían a decisiones gatopardistas. Sí, todo eso lo extraño. Al igual que extraño regresar a mi casa para besar la frente dormida de quien se cansó de esperarme despierta. Todo eso para una recompensa que a duras penas cubre el arriendo y el alimento… ¡cómo lo extraño!


¡Pero no me arrepiento!¡No me arrepiento de haber matado a mi jefe con mis propias manos, de haber golpeado su cabeza contra la mesa hasta romperle el cráneo!


¡No! ¡De eso no me arrepiento, inclusive desde aquí, desde esta cámara de gas que me asfixia, quema mis pulmones y hace sangrar mis ojos y ahoga mis ilusiones! ¡No!

¡De lo único que me arrepiento, es de haberlo matado… frente a mis compañeros!


 

Por: Alejandro Hernández Agudelo (Medellín, 1976)

Este relato de ficción es la segunda participación de Alejandro en El Relato del Domingo. Su primer relato se titula Invierno y ha tenido muy buena respuesta en nuestra comunidad de lectores. Originario de Medellín, Alejandro disfruta tomar "café americano", lee a Lovecraft y escucha rock. Negociador internacional y especialista en formulación de proyectos que en sus ratos libres se dedica a escribir con especial énfasis en temáticas de terror y suspenso. Apoya una gigante comunidad de jóvenes en una parte importante del proceso para la formación profesional en el departamento te Antioquia.


La imagen es de Camilo Acevedo, ilustrador colombiano cuyo talento consigue expresar una mirada muy particular de la realidad, a través de la ironía, la sátira y el virtuosismo.

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