Norman 45, calva adelante, greña rizada atrás, casi a los hombros. Profesión: clandestino tramitador. Bigote negro, poblado, para ocultar el labio de arriba y quizá la sonrisa. Un diente roto, huella de un cliente inconforme.
Su oficina: la calle, un escenario que vigoriza las economías subalternas. No es raro que del bigote de Norman cuelgue un pedacito de almojábana, de arepa, o de algo.
Como todos los días, sale de su casa sin desayunar para visitar a doña Betty y organizar su agenda.
-Siga don Norman. ¿Cómo me le ha ido?
-Bien sí señora, ¿pero qué le pasa? la veo como triste.
-Imagínese don Norman que a la niña me la sacaron del colegio.
-¿Cómo así doña Ruby, luego qué hizo la niña?
-Ay don Norman, esa pecueca rectora que se la montó a la niña dizque por rebelde.
-Doña Ruby, póngale una demanda o algo.
De una greca hirviendo exprime el primer café para Norman.
-Claro, si don Fausto me está ayudando con eso.
Ruby habla de Fausto, el de La estafa de Fausto...
Ruby ignora que Fausto y Norman son socios en un negocio oscuro.
Una mañana remedió el guayabo de estos dos socios con caldos de hígado y de costilla.
Aquella noche celebraron un negocio con un nuevo socio, el del banco.
Norman y Fausto ayudan a sostener Ruby Delicias Express con sus consumos recurrentes.
Ruby Delicias Express comenzó como desayunadero y poco a poco conquistó la clientela de la noche.
-La pola le levanta este negocio, le aconsejó oportunamente un paisa a Ruby.
Ruby Delicias Express comenzó como desayunadero y poco a poco conquistó la clientela de la noche. Para Ruby no es un problema recoger el vómito de los borrachos siempre y cuando no pidan fiado.
El negocio es redondo: una miscelánea gourmet, con pola y tamal, para entendidos.
-Eso le digo, don Norman, a `la china´ me la tienen de vaga por culpa de esa rectora
-Esa demanda prospera, el Doctor Fausto es famoso con eso de las tutelas.
-Imagínese don Norman que... nada. Hasta le pasé una platica para que disque ayudara a mover al juez, eso dijo.
Ruby mira a través del ventanal, luego cerró los ojos y suspiró su angustia.
-Y nada que aparece, Don Norman, calcule. ¿Usted me lo puede llamar? hágame ese favor.
Antes de que Norman responda, exclama con un ambiguo tono de risa y rabia:
-me va tocar es demandarlo... por estafa.
-Lamemos a Fausto doña Ruby, jajajajajajaja; propone el cínico.
Norman aprovecha que Ruby tiene que atender a otro cliente para enviarle un mensaje a Fausto por whatsapp…
-Oiga perro, no se vaya a aparecer por donde Betty
-Esta vieja está rabona con lo de la niña y quiere su plata.
-¿Cómo va lo de ese man?
-Tranquilo que todo marchando
-En la juega, yo veré…
Norman y Fausto operan clandestinamente en una empresa que mueve muchos millones de pesos. Su tercer socio es el Doctor Cifuentes, especialista en obstetricia y ginecología.
-Señorita, nosotros hacemos todo el acompañamiento con un personal calificado para seguir su tratamiento, escuchó Lisa.
-La idea es que se le ofrece una mejor opción y más segura.
-En esta clínica contamos con el respaldo legal de un prestigioso abogado, el Doctor Fausto Flórez
-¿Cuántos meses señorita?, preguntó Norman.
Lisa escucha esa pregunta y recuerda la cara de sus violadores.
-Estoy paila de plata, le rezongó Lisa a Norman.
-Tranquila señorita, lo primero es la ecografía para estar seguros
-Porque lo otro, si no tiene plata es que se tome unas pastillas.
Pastillas, ecografía y Lisa sin un peso.
-Claro señorita que acá viene la mejor parte para que esté tranquila…
Norman ve llegar a Fausto, trae una corbata nueva.
-Doctor, acá la señorita tiene un problema, para que me le colabore.
Lisa encuentra en el fondo de los ojos de estos dos hombres la misma rabia contra el mundo de sus violadores.
Norman le hace una seña a Fausto… puro lenguaje corporal que han construido para eludirse de las sospechas.
Fausto nota de inmediato que el problema es de plata.
-Señorita, acá todo va a quedar entre nosotros, el doctor Cifuentes y Sarmiento.
¿Sarmiento? Lisa se pregunta en qué momento tantos tipos tenían que pasar por esto.
-Esto que le voy a decir es para que no se preocupe por la plata. Sarmiento le facilitará un crédito, acá entre nosotros, para que salga de este problemita. Él se encarga del papeleo, es con un banco, un crédito multi propósito. Cómo le dijera... para que me entienda... usted queda sana física y legalmente. Los pagos son de contado, sin firmas y acá mismo.
Lisa enmudece ante esta empresa, una lágrima comienza a hablar por ella.
Fausto y Norman escuchan a Lisa decir un tímido “gracias” entre labios y dolor.
Con la cabeza abajo, Lisa lee un aviso publicitario…
La gente la ve correr hacia la Avenida Caracas...
Una voz le dice, no mires atrás, Lisa, no mires atrás.
Cruza la avenida, respira y mira hacia atrás.
¿Seguir o devolverse?
Siente las miradas de una ciudad hostil. Pero nadie la mira… Lisa y su delirio.
Lisa quiere desvanecerse, abandonarse, desaparecer…
No puede confiar en estos tipos que acaba de dejar atrás
Las voces de los vendedores ambulantes esconden su agonía, esconden su llanto
Maldita agonía…
La ciudad y sus alcances.
FIN
Por: Pipe Jiménez (1976)
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Foto de The masked Guy
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