-Doña Ruby, un perico y una almojábana. Fausto no tiene con qué pagarle.
-Doctor, ¿cómo va el caso? mire que a la niña no hay quien la cuide.
-Eso está demorado, si quiere le pasamos alguna cosita al juez para que le apure.
-Doctor, no puede ser, cúmplame con eso… hágame el favor
Le sirve dos almojábanas. Una extra para que se mueva.
Al fondo, entre la oscuridad y unas medio-cortinas, la niña se asoma. Algún miedo la esconde del mundo.
Fausto contesta el celular, el de los negocios.
-Doctor Flórez, buenos días, ayúdeme con una tutela hágame el favor.
-Claro mi señora, esta tarde paso por allá y me cuenta el caso. Téngame almuercito
“Mucha culebra, pensó, mucha culebra…”
Fausto Flórez fue siempre el mejor de su clase en el colegio.
Nunca se desacostumbró de izar bandera.
Tampoco se desacostumbró de los aplausos.
El director técnico del equipo del barrio lo quiso de capitán por su liderazgo.
-Faustico, mijo, hable con esos pelados para que se metan al equipo.
Fausto y su poder de convocatoria. Huyó del servicio militar con un formato de diagnóstico falso sobre una enfermedad en las piernas. Vendió calzado, cuidó fincas, fue ayudante de bus. Y una crisis trajo a su vida el desempleo.
Sin un centavo acudió a la calle de nuevo. Recordó las palabras del viejo:
“Fausto Hernán, leer es muy importante”, estudie, lea si quiere ser alguien.
Se sentó en una librería de usados para eludirse y para hallar la fórmula. Leyó que Platón se discutía a sí mismo y lo imitó. Y el estómago vacío mientras tanto
A su reflejo en las vitrinas le retó con contra-argumentos. Todo hacía parte de una estrategia, de su plan de vida para ganarse el pan. Acudió con firmeza a su más preciado recurso.
Fausto tiene un especial talento con las palabras, su expresión oral conquista la atención de cualquiera. Recuerda una frase de un tío: “este pelao sería hasta buen abogado”. El estudio no fue su camino. Fausto nunca estudió la carrera de Derecho, jamás pisó una universidad como estudiante.
Entrenó su memoria con la letra legal, leyó y releyó un código penal
Repasó decenas de sentencias de la Corte Constitucional. Se grabó a sí mismo en una máquina de reportero que trocó por un anillo. Le argumentó a la máquina como si fuera un juez. En el vértigo de su aventura autodidacta se puso en el lugar de la víctima y del victimario. Estableció rutinas, ejecutó el disfraz de la norma. Elucubró defensas y acusaciones hipotéticas. Elaboró un nutrido discurso leguloide como una espada para defender la sopa.
"A este pechito no lo matará el hambre, se prometió".
“El artículo 3 del Decreto 2591 de 1991 consagra entre los principios que rigen la acción de tutela…”. Para entrenarse, inventó problemas de todo tipo y visitó los consultorios jurídicos de dos universidades durante un mes. Decidió convertirse en un “experto en tutelas”
-Mi amor, ese doctor Fausto nos va a ayudar con lo de la niña, mírela tan triste ahí toda calladita por no poder ir al colegio.
Y Cindy a merced del destino…
-Doña Ruby, es notable que, en su caso, el derecho fundamental de la niña ha sido vulnerado, un chocolatico, mañana le pago.
Fausto cínico, Fausto criminal.
Y Cindy en el pozo del silencio.
-El colegio tiene que recibirla, doña Ruby, el Juez lo confirmará luego de la apelación.
-Venga Cindy, la invito a un cono para que hablemos, ¿qué dice la mamá?
-Bien pueda doctor, Cindy mamita vaya con el doctor y no llore más, mire que él nos ayuda con su colegio, mamita.
Un milagro la ilumina
Cindy rescata su vida, su dignidad…
-¡MAMÁ, ESE SEÑOR ME TOCA!
Por: Pipe Jiménez (1976)
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Foto: Sora Shimazaki
Así se encuentra uno a falsos profesionistas y te sacan dinero...u otras cosas...la nena!!!😨😨😱