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“El siguiente relato a modo de crónica no ha sido contratado por ningún medio, no obedece a algún interés editorial o alguna campaña política. Tampoco hace parte de una agenda de alguna corporación u organización no gubernamental. Lo que decido compartir a continuación es un testimonio sobre unos hechos que he venido investigando y que pueden colaborar para comprender lo que va a comenzar a suceder próximamente.


Parto primero de una confesión y espero se me exima de ser juzgado como egoísta por comenzar con un relato en primera persona. Solamente pretendo contextualizar acerca de la naturaleza que motiva la intención no económica de mis hallazgos. Para eso es prudente que conozcas quien escribe estas líneas y de dónde vengo.


Me llamo Félix Helmo Bustamante. Nací en 1968, sobre mi padre no sé mucho, mi madre y mi abuela confiaron mi educación y la de mi hermano a una escuela pública confesional donde aprendí los valores de la tradición cristiana. Vivíamos en el Barrio Galán en la Localidad de Puente Aranda, en Bogotá. Allí también aprendí a cuestionar las imposiciones de la doctrina católica gracias a un profesor que luego se convertiría en mi amigo: Augusto, Tuto, Villar Borda. A través de su tutoría y en el ámbito de una tertulia clandestina, conocí, sin el permiso de mi madre ni la validación de la autoridad escolar, el marco teórico del ideal comunista. En la escuela dirigí una publicación semanal que pretendía darle voz a los estudiantes. La llamamos Periódico Refugio y a pesar de ser muy rudimentaria, conquistó sin precedentes una audiencia que poco a poco contribuyó a mantener su precaria estabilidad financiera. Detrás del proyecto estaba, sin que nadie lo sospechara, el profesor Augusto a quien ya se le reconocía en el ámbito clandestino de las juventudes comunistas como un precoz dirigente y movilizador de masas y obvio de ideas. Esto, claro está, no lo sabían muchos de nuestros lectores y menos los directivos del colegio porque habrían prescindido inmediatamente de sus servicios como docente. Gracias a Tuto aprendí a leer, de verdad, a leer entre líneas, a leer en contexto. Gracias a él aprendí a cuestionar. Inspirado en él me gané el acceso a las Juventudes Comunistas JUCO donde comenzó mi vida política consiente como sujeto activo, promotor de la gran movilización de jóvenes. Sin embargo, muy rápido obtuve un trabajo en El Nuevo Hoy, periódico del establecimiento, donde comencé a ganar dinero. Parte del dinero que ganaba lo llevaba a la JUCO, pero la ambición, la adicción al juego y las drogas me sacaron del camino revolucionario. No obstante, más adelante hice parte de un sindicato de una gran empresa y al llegar a un cargo directivo continuó mi perdición con los excesos. Terminé perdiéndolo todo y recurrí a los cuenta gotas y a personajes peligrosos que mantuvieron unos meses mi lujuriosa vida. Me vetaron en casinos y fui buscado por sicarios para cobrarse hasta con mi vida lo que les debía a mis nefastos prestamistas. Encontrarme con Tuto que me rescató porque me ofreció un trabajo clandestino que consistía en investigar, a modo de espía, a sus escoltas de la Unidad de Protección que tenían la responsabilidad de cuidarlo. Él ya era un reincorporado, había militado en la lucha armada hasta que tuvo que exiliarse para luego volver a Colombia y optar por un cargo público, pero no le faltaban enemigos que querían sacarlo del camino. Su hipótesis era que los mismos escoltas eran infiltrados de sus enemigos para tenerlo vigilado y facilitar algún día un atentado en su contra. Pero no todo es hermoso (…)”


-Siga leyendo mamita, siga leyendo…


-Bueno patrón, pero esto está muy feo. ¿Este man es un tombo ahora? Le tengo que contar algo…


Pilar pasa un sorbo de agua y observa una alfombra rota en el piso del apartamento de Félix. Antes de continuar leyendo la carta, recuerda los hechos que ocurrieron la semana pasada previo al acuerdo que juró con Augusto para espiar al extraño inquilino que tenía como vecino. Cuando sus labios se rozaron con los de Félix a quien entonces llamaba Rubén, no se imaginó que estuvo a punto de tener sexo con alguien aparentemente peligroso.



-Cuente mija, pero rápido para que no me la vayan a agarrar ahí adentro.


-Patrón, ese man y yo estuvimos a punto de besarnos la otra vez, pero le entró una llamada y me dijo que me saliera. Yo no sabía que...


-Qué buena notica mija, muy bien, para que vea que no estábamos equivocados contratándola. Necesitamos que se lo levante, que se termine de ganar su confianza.


-Patrón, me da miedo ese tipo, ya no me le quiero acercar.



-Tranquila que usté tiene nuestro respaldo y no vamos a dejar que nada le pase, mamita. Esta noche uno de nuestros hombres se va a pasar a vivir en el otro apartamento, cualquier cosa usted grita y él está entrenado para auxiliarla. Mire, esto es muy importante, le vamos a triplicar el sueldo. Siga por favor, siga leyendo.


“(…) Pero no todo es tan hermoso como parece. Sobre este personaje que fue mi amigo hasta hace poco, hay una verdad insoslayable sobre la cual pretendo alertar y espero que no sea muy tarde (...)"


-Patrón, acá hay una gota de sangre al final de la página, mejor venga le tomo una fotografía y le envío el resto de la carta porque qué tal que llegue y me encuentre.


-No se preocupe que él está lejos y no va a llegar todavía, pero lea rápido que no tenemos todo el día.


La puerta que permaneció entreabierta durante la lectura de Pilar se cierra estrepitosamente.


-Patrón, espere que alguien llegó. Llámeme en cinco que ...


El cuerpo de Pilar cae desmayado ante un síncope por asfixia que le quita el aire.


-¡Todo bien don Augusto! ¿a dónde la llevo?


Esta historia continuará el próximo domingo 15 de mayo


 

Este es el Octavo Capítulo de la historia que comenzó con El juego.

El capítulo anterior se tituló: Encantador

Por: Pipe Jiménez (1976)

© Todos los derechos reservados 2022.

Foto: Eternal Happiness Pexels

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