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-Mi ñero, ese man no está ahí, paila.

-Pere pa, pere pa que ese hijueputa sale

-¡Está con la hembra esa! El pirobo no sale

-Esa ñerita ya no viene a visitarlo socio, está en la mala.


A más de 3800 kilómetros de ahí,  la ausente mujer que nombran estos desadaptados hinchas acaba de leer el email que la aterriza de nuevo en Bogotá.


Su cuerpo, sus sueños profesionales, las expectativas sobre el gran paso que da en su vida… todo está en Washington, aunque su cabeza acaba de volver al alma de dos cuerpos que ha construido con Martín Bessa, el único e irremplazable amor de su vida.


El piso ya terminó de secarse, no hay ningún rastro de vidrios, ni del líquido que ayudó a atraparlos para que cualquiera de las inquilinas camine descalza, a sus anchas, por todo el apartamento. Claudia no ha decidido todavía quitarse las medias y el piso pulido de madera es el perfecto deslizador de sus afanes.


Su agilidad, virtud que encantó a Bessa, lleva a Claudia en menos de dos segundos desde la cama hasta el ventanal liminal donde un aire extra le sirve para coordinar adecuadamente las palabras.


La larga elucubración de Martín es para ella la manifestación explícita de algo más grave. Y todo lo que su novio le cuenta sobre lo bonito que está viviendo con Kathe y Eduardo, pasa a un segundo plano.


-Aló, mi amor, casi no me contestas

-Clau, mi vida, qué sorpresa. ¿Dónde estás mi amor?

-Tin, ¿por qué no me contestabas, corazón? me tienes angustiada. ¿Estás bien?

-Estoy bien, Clau, madrugaste...

-Martín, por favor. ¿Cómo así que tu vida corre peligro en Colombia?

-Mi amor, ya leíste el correo, viste que estoy feliz acá, esta gente es muy especial.

-Martín ¿por qué no me contestas? ¿Qué está pasando?

-Mi amor, tranquila. Me amenazaron. Me dijeron que me iban a matar.

-¿Quééééé? ¿Quién? Martín, ¿cuándo…? ¿Tranquila?


Claudia sube la voz porque siente que la confianza entre ellos ha sido vulnerada. No es posible que suceda algo tan delicado y ella apenas se entere ahora cuando no puede abrazarlo, cuando los kilómetros que los separan les impide mirarse a los ojos.


-¿Recuerdas el vidrio que cambié cuando saliste a llevar los papeles para el sello ese de la traducción oficial que te pedían? El día que le llevaste las frutas a tu mamá.

-Claro, el que rompiste con el balón, el de la ventana oxidada.

-No lo rompí con el balón, Clau. Me tiraron una piedra con la amenaza.

-¿La amenaza? ¿Una piedra? Martín, ponte serio, por favor.

-Mi amor, alguien escribió  en un papel que me iban a matar y amarraron el mensaje en una piedra.

-Algún aficionado que sabe dónde vivíamos, uno de esos fanáticos descerebrados, Martín. ¿Cómo era la letra?

-Yo no sé mi amor, no sé. Era una impresión, no era una nota escrita a mano.

-Martín, por favor. ¿Por qué no me contaste esto?


El tono de voz de Claudia baja, ya su pulso vuelve a percutir con mayor tranquilidad. Pero sigue molesta porque no es justo que su novio haya tenido que inventarse algo tan tonto para ocultar algo que no parece tan grave. Quiere saber con exactitud qué decía el mensaje.


-Mi amor ¿para qué te iba a preocupar? Llevabas casi una semana sin dormir bien, no te habían confirmado lo de la beca, caminabas  rápido, casi ni comías, lo de mis exámenes eran una preocupación suficientemente grave y no quería abrumarte más. Yo soy árbitro, no atajador.

¿Quién te quería asustar así? por Dios, mi cielo ¿Qué decía exactamente el mensaje?

-No sé, Clau. En la cancha se escucha de todo, nos gritan de todo, los mismos jugadores a veces se pasan de irrespetuosos. Pero esto es distinto y ¿sabes? a un colega también lo amenazaron.

-¿Qué decía el mensaje, Martín?

-Decía que me fuera del país o mi mujer me lloraría. ¡Así dijeron! Se metieron contigo, mi amor. ¿Me entiendes?


Bessa se refiere al árbitro tunjano Nemesio Puerta intimidado cuando salía de un hotel contiguo a la Estatua de Simón Bolívar, en Bucaramanga. Esa misma noche, para terminar de instaurar en Puerta el poder anulador del miedo, llevaron a la hija del juez de un lugar a otro con el objetivo de amedrentarla y que intercediera con su padre sobre el resultado del partido entre los locales y los del equipo de la montaña no terminara empatado.


-Tin, mi amor, yo tengo que volver a Bogotá, la semana entrante firmo un convenio interinstitucional y necesito unos papeles. ¡Pongamos la denuncia! Quédate allá tranquilo que de todas formas no te va a pasar nada, no vayas a viajar a Colombia. Cuando vean que la policía los busca, van a dejar de ser tan atrevidos, mi amor. No te preocupes que la estás rompiendo con la Carebúho y la señora Katherine.

-Bueno mi amor, pero cuídate por favor, no vayas a exponerte por los lados del apartamento, por allá no hay nada que hacer ¡para qué darles papaya! Kathe y Eduardo te quieren conocer, mi amor.

-Diles que también los quiero visitar, no estamos tan lejos. Mi vida,  no quiero vivir sin ti.


El capítulo final de la temporada se titula Brenda 9X

Capítulo anterior: La llegada de Clau

Esta historia comenzó con: El Conciliador


 

Junio de 2023. © Todos los Derechos reservados

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