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-Hola Angy, estoy vivo. Como te prometí, este mensaje es para que sepas que todo bien. Sigo silbándole al mundo.


Felicitaciones! Dile a tu hermano que los triunfos del equipo son de todas las personas del equipo, hasta de quienes cuidan la alimentación, de los utileros, de personal médico. Amiga, ganaron las familias de los jugadores que también hacen sacrificios en sus vidas para apoyar la vida de ellos. Tu hermano no jugó la final, pero también es campeón. Y la roja se la merecía, así no le haya gustado y me odie toda la vida.


Escuché la noticia en internet, en Radio Latina Deportes. El colega que pitó la final es un buen profesional, nos conocimos hace poco. Acertaron designándolo. A mí no me van a llamar más, renuncié. Nadie sabe dónde estoy, bueno, casi nadie.


¿Cuándo es tu matrimonio? Estoy en otro país y no sé cuándo vuelva a Colombia. Sabes que no puedo ni quiero ir, pero estoy bien, estoy feliz por la felicidad de tu nuevo hogar. Mi vida cambió, Clau vive por acá también, no estamos en la misma ciudad, pero yo creo que vamos a volver a vivir juntos….


Angélica interrumpe la lectura. Una notificación le advierte que un cliente realizó el pago. “Volvió”, piensa. Sobre la farsa del vínculo están conscientes él, ella y el novio de ella, de quien, para este relato no nos interesa si quiera mencionar su nombre.


No hay una promesa de amor sino un compromiso de soledades. La plataforma que media en el intercambio crece gracias al tiempo que invierten clientes como él que, cada tanto, se suscribe al contenido de Angélica. Este en particular, volvió para contarle que su matrimonio no va bien. El exitoso ejecutivo perdió la fe y aunque ha estado tentado a declararse ateo, un miedo se lo impide. Sustituir el confesionario por la interacción “anónima” de minutos con falso placer le curan, a su juicio, una herida que él mismo no sabe cuándo terminará de cicatrizar. Al principio, claro, solamente buscaba ver el cuerpo de ella para satisfacer sus más primarias pulsiones, pero Angélica fue seduciéndolo para que creyera que entre los dos había una amistad sincera.




Y ella, afanada por los rastros implacables que su colección de espejos le recuerda, ahora, semidesnuda le ofrece su voz y su escucha al visitador de turno. No habrá más requisito que el saludo “volviste corazón” para comenzar la charla de nuevo y a medida que pasan los minutos, Angélica, o mejor: Brenda 9x, cubrirá su cuerpo trabajado por un cirujano con las prendas exclusivas que una marca le proporciona, a cambio de un número de publicaciones semanales en otra red social. Y aunque ella quisiera tener la libertad para confesarle alguna de sus melancolías, no lo hará. Tampoco le pedirá que lo llame Angy, como lo hacen las personas que verdaderamente la quieren.


Preferiría no habérsele desnudado a este desconocido y quizá encontrárselo en otra vida donde ninguno de los dos fuera quien es. Preferiría dejar de ser esa ella que todos ven y nadie conoce. La ambición por llenarse de cosas la paga aceptando el modelo transaccional que la une con desconocidos. Son horas y horas de trasnochos para pulir la escena que adorna sus contenidos mientras su novio vuelve de aquellos viajes secretos. Vivir en Panamá le ha dado un respiro a su anonimato y puede caminar medianamente tranquila, pero sabe que tarde o temprano, alguien la reconocerá.


A este cliente, en particular, quisiera confesarle que cada tanto siente ganas de echarse a llorar por todo lo que ha ido perdiendo desde que le entregó su privacidad a las pantallas. No obstante, esa no es la única preocupación que la agobia, así no lo reconozca conscientemente. Extraña su país, extraña la libertad que tenía cuando no cuidaba sus lujos, extraña sus verdaderos amigos, los incondicionales. Extraña a Martín Bessa y todo lo que pudo haber sido para ella si no hubieran optado cada uno por caminos muy distintos. El árbitro no sabe y probablemente nunca sabrá que ella quiso salvarle la vida. Así como tampoco sabe que este empresario la espera en cualquier parte del mundo porque con sólo sonreír, Angélica le llena el instante fugaz de la frágil conexión cibernética; le anestesia el vacío hasta el próximo encuentro.


“Te pareces tanto a Martín”, piensa antes de darle la bienvenida de nuevo. Pero el cliente puede esperar y no lo va a saludar así. Desbloquea de nuevo la pantalla, Cerciora que todavía tiene batería y retoma la lectura del correo que Bessa le escribió desde una habitación en el Estado de Virginia, allí donde Tin también le escribió a Claudia, la mujer que ama.


¿Se enterará Angélica que Claudia podría ofrecerle una alternativa para salir del mundo de mentiras en el que anda? ¿Claudia, Martín, Kathe y Eduardo se encontrarán definitivamente por un propósito común?


Descubramos lo que está planeado en su destino la próxima temporada de esta serie…

Fin Temporada 1

 

Por: Luis Felipe Jiménez Jiménez, Bogotá, Junio de 2023.

© Todos los derechos reservados

Foto de The Earthy Jay


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