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La fría agua que rodea la Isla Rábida convoca a siete expertos en apnea, dos buzo-periodistas y un empresario que no desocupará su vaso de whisky mientras observa la actividad. Tampoco le hará falta hielo.



En el morral donde Mariana lleva el sobre que le entregó su padre, un cargador solar con media carga disponible será suficiente para llamar a Santiago. Al menos esa convicción la tiene tranquila y sabe que él no trocará abandono por distancia. Tan pronto ascienda y su cuerpo esté preparado para llamarlo, le comunicará si conquistó o no el nuevo récord personal. Ya le informaron que la internet satelital garantizará dar aviso a quienes la aman. Su pasión ha sembrado expectativas en muchos corazones.


En el Hotel Quito, una amable recepcionista registra la firma de Santiago y pregunta si optará por el servicio completo de limpieza, mientras observa que el nuevo huésped no le quita la mirada a la piscina. La suite inteligente que escogió Mariana cuenta con servicios que él mismo no piensa utilizar porque, al menos por ahora, su mente no sale del agua y de la generosa mesa redonda donde intentará darle el toque final al informe financiero que su jefa espera antes de fin de mes...



"Negra que pintas de acuarela mis pupilas uh uh ohh...

Negra que vas poniendo azules en mis días...

Negra mi vida, negra mi voz, eres la luz de mi canción

Negra que vas poniendo azules en mis días uh uh ohh

Recuerdo cuando te vi crecer, intentando aprender

entre barbies y fechas del calendario

y las brujas del armario

Papi déjame dormir, esta noche junto a ti..."

Francisco Terán


Esta historia continua con: Al fondo.


Lee acá el 1er capítulo titulado: Capitana


 

Por: Luis Felipe Jiménez Jiménez (1976)

Foto: Glenn Saunders



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