-La señorita tiene la amabilidad de mostrarme la cédula.
-Tengo el denuncio, me la robaron, mire.
-Bien puedan sigan, habitación 302, estamos en una campaña con la Alcaldía y los preservativos son cortesía nuestra.
No los van a utilizar. Las 3 horas prorrogables del profesor y Violeta en este descuidado motel tienen un único objetivo. Han seguido hasta el edificio contiguo a un sujeto que parece ser el líder de la banda. El vidrio polarizado de su habitación impide que el principal escolta del sujeto que vigilan los vea cuando se asoma a recibir un paquete en la esquina contigua al motel.
-A ellos le entregaron la niña, estoy seguro, Violeta, ellos saben dónde está.
-¿No estaba perdida, sino secuestrada?
-Es más raro el caso…
Lo que todavía no sabe Violeta es que aquella niña no es hija del profesor. Quizá no está preparada para comprender la dimensión del conflicto que obliga a Leonardo a no descansar en la búsqueda de la niña.
El profesor cierra la puerta del baño porque no aguantó más las ganas de orinar. Le recuerda a instrucción a Violeta con una voz enfática:
-No vayas a parpadear que cualquier cosa que pase puede ser importante.
Violeta cumple su promesa y se ve sorprendida. No duda en expresarse con alarma.
-A ese pirobo yo lo conozco. Ese cerdo me debe una.
-Qué pasó ¿quién es? ya voy
-Un pirobo abusivo, un violador
En este hallazgo de Violeta estará la mejor llave que tendrá Leonardo para resolver el misterio.
Esta historia continuarà el próximo domingo...
Por: Luis Felipe Jiménez Jiménez, Febrero de 2024
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Foto Carolina Basi
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