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La red de pesca, epifanía para un relato

Autora: Juanita Nähbox (Bogotá, 1975)

 

De mis viajes anuales a Colombia, mi adorado país de origen, recuerdo de manera especial el que hice en 2016, en compañía de Emilia y Erich y mi amiga brasilera Adriana con su esposo Guido y sus hijos, quienes me acompañaron a los concurridos desayunos, almuerzos, asados campestres y paseos organizados con mi numerosa familia y mis amigos por Bogotá, el Eje Cafetero y la isla de San Andrés. El viaje fue planeado con un año de anticipación con Adriana y mi primo Felipe, quien vive en Dallas, Texas.


Desde hace muchos años querían volver a pisar su tierra y abrazar a sus parientes colombianos. Todo fue muy excitante para mí en este viaje puesto que me permitió juntar, en mi país, a la gente que quiero y que se encuentra repartida en tres continentes distintos.

 

El desayuno de bienvenida tuvo lugar en el hotel donde nos alojamos en Bogotá. Asistieron mi abuela materna Lida (+) y mis primos y mis tíos. Lo mismo ocurrió durante un delicioso asado en la ciudad de Armenia, la capital del Quindío, donde estuvieron mis familiares provenientes de esa entrañable ciudad del Eje Cafetero.

 

Fueron fantásticos, de ensueño, los paseos por el centro histórico de Bogotá y sus sitios emblemáticos como el museo Botero, el barrio La Candelaria, la Plaza de Bolívar y el Santuario de Monserrate. Así mismo, entusiasmados recorrimos los bellísimos pueblos con coloridos balcones y puertas de arquitectura colonial que le dan alegría a las diversas poblaciones del Eje Cafetero. Nuestra visita a sus fantásticos parques temáticos alrededor del café fue muy divertida, sobre todo por la babélica mezcla de alemán, español, portugués e inglés de visitantes y anfitriones que daban lugar a alocadas situaciones cuyo eje dinamizador fue el entendimiento generoso de cada uno de las personas reunidas. Todos, sin excepción, reímos a carcajadas con las ocurrencias lingüísticas de la pequeña y multilingüe Emilia, entonces de ocho años, quien terminó siendo la intérprete oficial del paseo. La isla de San Andrés y su mar de siete colores completaron el recorrido por la rica diversidad geográfica, climática y étnica de Colombia.

 

En este viaje a mis raíces, tampoco faltó Juanitas Nähbox, mi emprendimiento de costura, que me acompaña a todas partes. Llevé conmigo un generoso encargo de cinturones y mochilas wayúu que le hice a mi amiga guajira Alexa, quien los compró directamente a los artesanos en su comunidad, como parte de un proyecto de comercio justo en el que participó con mi taller. Estos implementos hacen parte de una colección de vestidos y prendas en la que he venido trabajando. Un caso similar es el de la papelería de mi costurero, que imprimo en Colombia por su excelente calidad y respondiendo a la misma filosofía y ética empresarial. Las cintas con la bandera colombiana, junto con las de la bandera austriaca, acompañan la presentación de mis productos y se constituyen como otra de las conquistas de costura de este viaje, a las que se sumó, en el último momento, una red de pesca abandonada en las playas de San Andrés, que recogí y guardé en mi equipaje para reciclarla en forma de bolsas para el mercado. Sobre esa red de pesca o malla, preparamos para El Relato del Domingo, un cuento breve que pronto daremos a conocer…

 

Cada viaje a mi país natal es como una semilla que se anuda en mí y florece gracias al riego de mi país de adopción.


Foto: Svetlava Sobleva

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