Autor: Jean Pierre ‘Jampi’ Cobo* (Cúcuta, 1996)
Un joven hombre acababa de finalizar sus estudios universitarios de Enfermería. Desde sus años de adolescencia, los sueños de este hombre eran graduarse como médico, comprar vivienda, vehículo y claro, conocer una mujer simpática para casarse con ella. El deseo de formalizar una familia, no obstante, no acababa ahí, pues, en la trayectoria de sus estudios universitarios hubo un tema que siempre le intrigó y fue el milagro de la vida poder concebir dos personas exactamente iguales.
Después de varios intentos fallidos, logró ingresar a la carrera de Medicina en una de las mejores universidades de su país y con ello empezó a realizar uno de sus sueños realidad. Allí conoció a Jennifer, el amor de su vida. Jean Pierre se enamoró perdidamente de ella, de su carisma y carácter arrollador. Los futuros médicos concibieron su relación sentimental a los meses de conocerse.
Luego de unos años, finalizaron juntos sus estudios de Medicina y sin esperar más, el joven protagonista le presentó a su enamorada su romántica propuesta de matrimonio. Al confirmar su vínculo sentimental, el joven le confesó a su prometida un eterno e íntimo deseo que tenía desde sus años de adolescencia, el intenso anhelo de que su esposa pudiera concebir hijas gemelas. Su esposa, sorprendida, respondió con otro de sus más profundos secretos: según exámenes médicos practicados durante su pubertad, las probabilidades de quedar embarazada eran básicamente nulas. Esa noticia llenó de desesperanza y sentimientos de tristeza al joven enamorado.
Los jóvenes se practicaron exámenes y centraron sus voluntades en la preparación para un posible embarazo, pero el ginecólogo no les trajo buenas noticias, los estudios reafirmaban que ella era una mujer estéril. Luego, de unas semanas, durante una de sus noches de trabajo, la pareja fue testigo del nacimiento de unos gemelos. A la mañana siguiente como era ya costumbre y ante lo que pudo haber sido una señal por el par de gemelos que nacieron en el hospital, Jennifer se practicó una prueba de embarazo, cuyo resultado fue positivo.
Entusiasmados compartieron la noticia a sus allegados. La felicidad fue tal que realizaron una reunión con sus familiares y amigos cercanos. En una ocasión, durante su estadía, cuando ella cubría un turno en el departamento de sala de partos, durante el parto de una paciente, Jennifer tuvo un desmayo que la hizo desplomarse e internarse en urgencias.
Apenas conoció lo sucedido, Jean Pierre fue inmediatamente a verla. La chica estaba delicada y la salud de su bebé estaba seriamente comprometida. Él le prometió a Jennifer que juntos saldrían de esta situación más fuertes. A los pocos días la chica cayó en coma y esto generó una tristeza profunda y dolorosa a nuestro protagonista.
Pese al paso de semanas, de días y noches en vela contando historias, Jean Pierre nunca perdió la fe en que su chica se mejoraría. Finalmente, luego de permanecer semanas en estado vegetativo, una luz de esperanza brilló, pues Jennifer, de repente, una mañana comenzó a tatarear con sus labios una canción que ambos escucharon y con la que se conocieron. La ilusión de vivir renacía, a la chica le realizaron exámenes que poco a poco determinaron que sus sentidos volvían a recobrarse y con el pasar de los días, Jennifer regresó a ser la de antes. Increíblemente el vientre de ella seguía alojando vida, por lo que los especialistas recomendaron que se practicara una ecografía con la sorpresa de que, en realidad, el vientre de Jennifer no alojaba una vida sino dos; las gemelas que tanto soñaron iban a ser una realidad y aunque el embarazo continuaba su curso, los doctores mantuvieron hospitalizada a la chica hasta el momento del parto.
Después de un par de semanas, Jennifer efectivamente entró en trabajo de parto y dio a luz a dos hermosas chiquillas, a las que llamaron Julieta y Juliana. Nuestros protagonistas recordaron la promesa que se hicieron desde que se conocieron y desde entonces vivieron felices.
*Jefe de Enfermería, asistente administrativo, amante del Rock, los vídeojuegos, y el fútbol. Tengo 25 años y amo escribir pequeños versos. Cúcuta, Colombia.
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Una historia muy entretenida, me gustó mucho