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Por: Murdock*

 

Luego de mucho tiempo de vivir el onanismo, su amigo gay le dijo que descargara Tinder y Grindr... lo pensó bastante para ser un hombre de 38 años. Lo pensó entre uno y dos segundos.


En su navegación por la red, para buscar entretenimiento erótico, conoció personas interesantes y el “verano sexual” como osaba categorizarlo, terminó convirtiéndose en un invierno de orgasmos, en la fría conexión con los demás sólo a partir del intercambio sexual. Su táctica era sencilla: "Quiero disfrutar y que me disfrutes... si quieres algo más, estás con la persona equivocada".


Pasaron unos meses en ese juego prácticamente impersonal y una tarde, por culpa de un bloqueo en el tráfico, tuvo que bajar del bus que lo transportaba ahí volvió a ver a una chica quien, luego de un encuentro gracias a una aplicación, le había dicho, sin asomo de pudor: “me encanta ver como me disfrutas...”. En su curiosa normativa, este hombre tenía una regla inapelable: “nada de repitis”. (Si no sabes qué es eso. Debes dejar de leer este texto)


En el bus, luego de reconocerse el uno con la otra o la una con el otro, porque no es posible establecer quién reconoció primero a su antigua pareja sexual, José constató que, a su lado y con un tremendo abrazo, a Rocío la acompañaba una mujer a la que se le notaba un miedo a ser descubierta, sin embargo, como reacción inmediata para calmarla, Rocío intentó besarla frente a este José, pero como acto reflejo la otra mujer decidió rechazar el beso.


Gracias a la presencia policial, el bus arrancó con la extraña fortuna para los tres que el movimiento del bus los acercó a los tres y ese fue el instante preciso en el que la orientación de estas tres vidas cambió de lugar...


Como si se tratara de un despido del pudor, ellas se besaron a milímetros del rostro de José. Por fin Angélica correspondió el beso de manera apasionada, cómo sólo lo puede hacer una mujer enamorada. Rocío abrió los ojos y miró a José mientras continuaba con el beso. Los tres olvidaron por completo que en el bus había otros ciudadanos y Rocío tomó el rostro de su pareja con su mano y lo llevó al de José. Se besaron en extraño rapto de mutua complicidad y en ese momento podemos inferir que, como si obedecieran más a estímulos biológicos carentes de algún asomo moral, la voluntad de contenerse ya había desaparecido por completo..


José las abrazó y les dijo: "¡es momento de disfrutar... la resistencia es feminista anti- hegemónica y matrimonial de pareja!".


Comenzó entre ellos un acuerdo poliamoroso que ninguno había sospechado antes y luego de meses de vivir juntos, sus mentes cambiaron... su compañerismo y la búsqueda de nuevos placeres se hizo cada vez más fuerte. Empezaron a cocinar uno para el otro con el ánimo de descubrir todo lo que los excitaba. Se convirtieron en exclusivos, signifique lo que eso signifique. Decidieron grabarse...durante la cotidianidad del sexo. También se grabaron durante cada uno de esos momentos extraordinarios de compartir el pan y en cuando jugaron a llenar la pared de pintura..


Los tres trabajaban ... , los tres estudiaban, ... los tres gozaban hasta que, contrario a los planes de cada uno, ambas mujeres comprobaron que tenían un retraso en su periodo. José sintió que el mundo cambió.


Ambas decidieron tener a los bebés. Siempre es decisión de ellas así parezca lo contrario. Él, en cambio, dedicó más tiempo a las labores de la casa y por supuesto, a consentirlas. El masaje de los pies de ellas se convirtió en rutina mientras elucubraban sobre los nombres que iban a ponerle a los bebés. Había un compartido sentimiento compartido de co-presencia y familiaridad como sil, contrario a las tradiciones que habían tenido cada uno en su educación, ahora se permitieran sentirse como en familia.


Y llegaron los momentos cruciales para el embarazo de ambas, las ecografías, las preguntas, el sistema médico, la tramitología.


- ¿El papá de los dos niños es usted?


Finalmente llegó lo que algunas personas consideran como la típica conversación heteropatriarcal...


-¿Nos casamos?”


Ellas se miraron... y como si hubiera preparada para esa situación, la más joven sacó tres anillos y se ubicó de rodillas ante la que consideraba su “reina”. Finalmente él les colocó el anillo e hizo lo mismo con el suyo para decirles con absoluta determinación: “estamos comprometidos”.


El sexo murió, pero nació la ansiedad, los cuidados por una y la otra. Vino la compra de la ropa, las cunas, los pañales, los cuidados y como quien no quiere la cosa, apareció el peor de los fantasmas para esa unión extraña y pocas veces vista... la desaprobación por parte de las familias de los tres.


Posterior al escarnio, optaron por cuatro nombres, es decir, dos nombres compuestos para cada bebé: Sophia Selene y Pedro Alejandro.


La niña y el niño nacieron con pocas horas de separación. En medio de una pandemia, el milagro de la vida es se manifestó de manera profunda y sorprendentemente. A los seis meses de coordinar las horas de cuentos con canciones, los pañales y los cuidados, decidieron cambiar algo... empezaron a usar ropa en su casa, no más la desnudez. Todos dormían en una sola habitación, decisión que no dejó de traerles algunos ligeros disgustos, pero nada muy definitivo o irremediable.


Primero caminó la niña y poco después al niño.


La cotidianidad los vio decirse frases como aquella durante una cena, expresada por José durante y en una comilona de pasta: “somos la familia más común de lo fuera de lo común”.


Cuentan los que han llegado a conocerlos que esta extraña familia no ha decidido todavía emprender una campaña activista para que su vínculo pase de ser informal a ser legal ante la ley. Cuentan los que saben que el amor surge hasta en los encuentros más inesperados.

FIN


 

Relato de humor, erótico que reflexiona sobre el poliamor y la particularidad de un amor inesperado. El Relato del domingo lo publica con autorización de su autor con la advertencia de hacerlo bajo un seudónimo.


Murdock dice sin ruborizarse que duda de todo, hasta de lo que come. "Creo en lo que vivo a pesar que los sentidos me engañen, como las siliconas. Siempre estoy cerca de ti, soy el diablillo de tus malas decisiones".

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