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Lamentablemente se me han desvanecido tantas cosas,

en un principio se fue perdiendo tu figura solemne,

en medio de la penumbra fue desapareciendo tu 

recuerdo magistral.

Empezaron a secarse las flores de mi jardín, 

se oscureció el paisaje que antes me hiciera ser tan feliz 


Se calló el encanto mágico de tu mirada,

la tierra fértil de mi corazón se hizo desierto fatal,

el sonido agudo y romántico de tu voz se hizo suspiro 

al viento.

La frialdad de tu cuerpo hizo palidecer por completo mi

semblante 

y quedé entonces allí postrada,

como si no tuviera sentimientos.


Se secó el caudaloso rio de mis lágrimas,

una a una fueron muriendo mis ilusiones,

la libertad que había soñado con frenesí,

se volvió sombra llena de dolor para aumentar mi

tormento.

Entonces mi corazón de anciana aumentaba mi triste 

realidad, 

este encuentro con la vida que me hacía

desfallecer.

Y cuando finalmente creí recuperarme porque había 

renacido una ilusión, un sueño,

una esperanza 

todo acabo 

porque mi corazón de tanto sufrimiento se cansó y por fin mi alma de poeta soñadora murió.


 

Por: Omaira García

Omaira dice ser una "mujer imperfecta" que ama la vida, y que se esfuerza cada día en ser mejor ser humano. Ama las artes en cualquiera de sus manifestaciones y confía plenamente en el amor y la misericordia de Dios.

Nació en el departamento del chocó pero vivió hasta los 6 años en Yarumal Antioquia. A partir de los 6 años y medio comenzó a vivir en Medellín donde reside actualmente.




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